Después de que una aguja perfora y atraviesa la piel pueden surgir infecciones localizadas en la zona. El piercing en el ombligo es el que más se infecta, por el roce y los pliegues. Pero hay otros casos que pueden llevar a operaciones, y hacen que las orejas queden deformadas. Está también el riesgo del tétano, por eso recomiendan vacunarse.
Se pueden producir traumatismos en la lengua, las cejas, los labios, los genitales, porque son áreas expuestas al roce o se enganchan con la ropa. Incluso se han producido casos de fractura de dientes y problemas en la cicatrización (más comunes en los piercings de las orejas).
Las complicaciones pueden ser causadas por la falta de higiene de la zona a perforar, porque estaba contaminada la aguja u otros instrumentos, o por falta de capacitación del profesional que realiza el piercing, entre otras razones.
Los piercings, a diferencia de los tatuajes, pueden ser removidos. Pero no es seguro que la abertura se cerrará. Además las complicaciones pueden generar marcas irreversibles en zonas del cuerpo que se deseaban realzar.
A finales de los años setenta, los piercings eran impulsados por el movimiento punk. Hoy, es frecuente entre algunas tribus urbanas, como los “floggers” y los “emos”.
La mayoría de los adolescentes se los hacen para remarcar su autonomía, para diferenciarse, entre otras razones, pero sería mejor que tomen medidas de prevención.
Nuestra recomendación es que usted debe de pensarlo muy bien antes de colocarse un piercing en su cuerpo. ¡Su piel se lo agradecerá!
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