La Malformación VascularCapilar, también conocida como Mancha de Vino Oporto (MVO), afecta las vénulas postcapilares y produce una coloración de la piel que va del rosado claro al violeta oscuro, consecuencia de que los vasos sanguíneos son incapaces de tener una adecuada constricción y de permanecer dilatados.
La MVO es una malformación vascular congénita caracterizada por capilares superficiales, profundos y dilatados en la piel que le producen una tonalidad que va de rojiza a violácea, generalmente en el rostro y el cuello.
Se estima que cuanto más extensa sea la afectación cutánea, podría haber mayores posibilidades de que existan anomalías subyacentes neurológicas, oftalmológicas u otras sistémicas.
Causas y características generales
Durante muchos años se ubicaba en un mismo lugar a las MVO y los hemangiomas, que en realidad se tratan de pequeños tumores vasculares que en apariencia pueden parecer un granito o bolita roja que al ser presionada sangra mucho y en algunos casos de forma incontenible. En la actualidad este malentendido se encuentra prácticamente superado y las MVO tienen su diagnóstico diferenciado.
Las manchas de vino de Oporto se presentan con el nacimiento y con más frecuencia en la cara, aunque pueden aparecer en cualquier otra parte del cuerpo. Su trayectoria puede incluir planos mucho más profundos -los cuales necesariamente deben ser evaluados vía Resonancia magnética o Tomografía Lineal- en casi el 45% de los casos éste puede estar sólo ligado al plano cutáneo superficial.
En su estado inicial suelen ser planas y de aspecto rosado. Pero a medida que el niño madura, el color tiende a acentuarse y tornarse en un color rojo oscuro o violáceo, y con el pasar de los años, la piel afectada puede engrosarse con la aparición de nódulos y arrugas. Estos nódulos deforman la apariencia física y pueden sangrar con facilidad.
Las manchas de vino Oporto que comprometen los párpados superior e inferior (distribución trigeminal) pueden estar asociadas con el desarrollo de glaucoma.
La mancha inicial puede ser de tamaño variable y no involuciona. Como se mencionó anteriormente y dependiendo de su extensión, la presencia de estas manchas puede estar asociada a otros trastornos severos y producir problemas emocionales y sociales a la persona afectada, ya que en muchos casos puede alterar profundamente la apariencia cosmética.
Diagnóstico y pronóstico
El primer indicador para el médico es el aspecto de la lesión, necesitando en ciertos casos ordenar una biopsia de piel.
Si la mancha ha comprometido la región ocular, el profesional puede además realizar una medición de la presión intraocular o una radiografía de cráneo.
De todos los tratamientos utilizados hasta la fecha, el más efectivo resultaría la aplicación de rayo láser. Las aplicaciones láser actúan destruyendo los capilares cutáneos sin producir daño significativo a la piel que los cubre. El láser de teñido de bombeo intermitente (un láser de luz amarilla), alcanzó gran efectividad para destruir manchas en los bebés y niños jóvenes. La posibilidad de acceder a un tratamiento precoz promueve un cambio notable en las manchas, sobre todo de la cara, siendo las del tronco y las piernas las más resistentes.
Para las manchas de gran grosor, nodulares y de color púrpura oscuro se ha probado también con láser YAG de neodimio.
Si la enfermedad se deja avanzar sin el abordaje adecuado, puede correrse el riesgo de que las manchas evolucionen al punto de provocar deformidad y una desfiguración en aumento (hipertrofia).
Recuerda que la mejor respuesta siempre la podrás obtener de un profesional.
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