Se puede afirmar que casi sin ninguna excepción, todo fármaco que se administre sistémicamente puede provocar una erupción cutánea, que puede variar en severidad y área afectada.
Una erupción debida a una alergia o a una irritación primaria por la aplicación local de fármacos es una dermatitis por contacto.
Entre los medicamentos más frecuentemente relacionados con reacciones cutáneas se encuentran algunos antibióticos, analgésicos, anticonvulsivantes y vitaminas.
Las reacciones cutáneas a fármacos pueden variar en su presentación simulando alguna otra enfermedad.
Entre las presentaciones se han observado: lesiones urticarianas, formación de ampollas o vesículas, fotosensibilidad, caída de cabello (alopecia), aumento de vello facial, acné, piel seca, estrías, manchas oscuras, cambio de coloración en la piel, edema (hinchazón), entre otras muchas.
Las erupciones medicamentosas no suelen ser características de un fármaco o de un grupo farmacológico en concreto, pero la experiencia nos indica que algunos cuadros clínicos aparecen normalmente tras la absorción de ciertos compuestos.
La evolución de las reacciones medicamentosas depende de muchos factores como el tipo de fármaco, la gravedad de la reacción cutánea, la afección sistémica, el estado general de salud del paciente y la eficacia del tratamiento corrector. En la mayoría de los casos que cursan con ampollas, purpura o dermatitis exfoliativa, el pronóstico es grave y el curso es prolongado.
Es de vital importancia el interrogatorio medico para descartar el uso de medicamentos y así poder suspender el fármaco en sospecha. Toda sustancia química ingerida puede provocar una erupción.
El tratamiento debe de iniciarse oportunamente para mejorar el pronóstico del paciente. Por lo general al suspender el fármaco empiezan a disminuir los síntomas, sin embargo en casos graves como en el Síndrome de Steven Johnson y necrolisis epidérmica toxica se requiere tratamiento en cuidados intensivos.
Eritema multiforme
El eritema multiforme es una enfermedad específica y poco frecuente de causa desconocida que se caracteriza por la aparición de máculas (manchas), pápulas o vesículas rojas y con forma de tiro al blanco o de ojo de buey, principalmente en las extremidades, la cara y los labios.
Se acompaña de febrícula, malestar general y artralgias (dolor articular). Normalmente afecta a niños y a adultos jóvenes, aparece en la primavera y el otoño, se mantiene durante 2 a 4 semanas, y suele cursar con recurrencias a lo largo de varios años.
Síndrome de Stevens-Johnson
Es una variante grave y raramente mortal del eritema multiforme. Cursa con fiebre alta, púrpura generalizada, vesículas, úlceras en las membranas mucosas y al cabo de 2 ó 3 días úlceras cutáneas. La afectación ocular puede ser causa de ceguera. Puede estar relacionado con la ingesta de fármacos y algunos consideran que su forma más grave y la necrólisis epidérmica tóxica son la misma enfermedad.
Eritema multiforme ampolloso.
Es una enfermedad ampollosa grave y crónica, que afecta a adultos. Existe la opinión de que este síndrome es una entidad completamente separada del eritema multiforme. En el síndrome de Stevens-Johnson se pueden observar lesiones más maculares y troncales, más necrosis epidérmica y menos infiltración. Suele producirse por sulfonamidas, alopurinol, clormezanona y antiinflamatorios no esteroideos.
Erupción medicamentosa similar al eritema multiforme
En general se debe a la ingestión de algunos medicamentos como penicilina, fenilbutazona, barbitúricos, sulfonamidas, fenitoina entre otros.
Erupción similar al eritema multiforme
Aparece con bastante frecuencia como parte de la erupción del herpes simple. También se asocia a fiebre reumática, neumonías, meningitis, sarampión, infecciones por virus de Coxsackie, embarazo, cáncer y reacciones alérgicas desencadenadas por alimentos.
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